Es tiempo de trufas y chefs de todo el mundo comienzan la carrera para hacerse con los mejores ejemplares. No es para menos, ya que es un producto muy codiciado en la gastronomía, tiene personalidad propia y aporta en el plato ese toque de distinción que gusta tanto a profesionales de la cocina y a los propios comensales que tienen la suerte de degustarla.
Trufa de otoño
Con la llegada de la nueva estación, podemos disfrutar de la trufa de otoño. Recibe otros nombres como Tuber Uncinatum, Scorzone Invernale o Trufee de Bourgogne, pero todos ellos se refieren al mismo producto. Un ingrediente que está de moda y que es el complemento ideal para carnes, pastas o pescados por su sabor y aroma inconfundibles.
En octubre comienza la recogida de la trufa de otoño y suele durar hasta el mes de diciembre. Las zonas en las que crecen este tipo de trufas son húmedas y sombrías, bosques de pino mediterráneo y roble con suelo calcáreo para que pueda drenarse correctamente el agua de la lluvia.
Características
La trufa de otoño se reconoce por este tipo de características:
- Su tamaño oscila entre el tamaño de una nuez y el de una naranja pequeña.
- La corteza tiene unas protuberancias en forma de pirámide o prisma.
- El interior, también conocido como gleba, tiene un color amarillento en la fase inicial, pero cuando madura se vuelve marrón oscuro y se forman estrías blancas ramificadas.
- El sabor y olor de la trufa de otoño son más intensos que el de la trufa de verano. Recuerda a avellanas, boletos, mantequilla y especias.
En Restaurante Alejandro, su restaurante en Almería (Roquetas de Mar) somos unos grandes apasionados de la trufa de otoño. Estamos enamorados de este producto y nos encanta incorporarlo a nuestros platos. ¿Y usted, también disfruta de su sabor?